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sábado, 6 de julio de 2013

BORRACHOS CONDUCIENDO ¿DELINCUENTES O ENFERMOS?

Por: Mauricio Flórez
BLOGUERO www.kienyke.com
Derecho UdeA

Si los conductores borrachos supieran que el alcoholismo es una enfermedad, se darían cuenta que, más que delincuentes, son enfermos.
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Es común ver los viernes y sábados por la noche en los paneles informativos del Sistema Inteligente de Movilidad, un mensaje que dice: “Si va a beber no conduzca”. Y todos podemos recordar la campaña Entregue las Llaves y el #Conductorelegido del Fondo de Prevención Vial. También, se escuchan frecuentemente dichos populares como: “gasolina y alcohol huele a formol” y “el único que puede mezclar gasolina y alcohol en Colombia es Ardila Lülle”. Sin embargo, este año en Medellín se han detectado 2.390 conductores borrachos en 114 operativos de la Secretaria de Movilidad en donde se practicaron 18.974 pruebas de alcoholemia.    

Las anteriores cifras puede que no nos digan mucho en cuanto a la gravedad del problema, pero, cuando analizamos caso por caso, vemos las implicaciones y la magnitud del mismo.

Todos recuerdan a Juan Carlos Varela Bellini quien a mediados del 2012 embistió una caravana de motociclistas del club VTM en el municipio de La Calera con un resultado de 3 muertos y un herido. Y, aunque en un principio fue cobijado con medida de aseguramiento y enviado a la cárcel modelo, luego de pagar 1.400 millones de pesos a los familiares de las víctimas y comprometerse a crear una fundación para luchar contra los borrachos al volante, fue condenado a 5 años y nueve meses de detención domiciliaria con suspensión de la licencia de conducción por el mismo término.

Otro caso, no muy conocido pero de suma importancia debido a la persona que se vio implicada, es el de un Agente de Tránsito de Cali quien en febrero del 2013  iba conduciendo en estado de embriaguez con el uniforme de la Secretaria de Transito y una motocicleta oficial y atropello a 2 Policías que se encontraban a un lado de la vía. Por estos hechos fue separado de la institución y se le abrió investigación.

Y no se nos puede olvidar el famoso caso del Senador Merlano quien el 13 de mayo de 2012 fue sorprendido por agentes de la Policía de Transito conduciendo en estado de embriaguez, razón por la cual fue sancionado por la Procuraduría con destitución de su cargo e inhabilitado por 10 años para ejercer cargos públicos.

Este último caso motivo que se debatiera y aprobara en el congreso la ley 1548 del 5 de julio de 2012 o Ley Merlano. Dicha ley, hacia obligatoria la prueba de alcoholemia y contemplaba la suspensión de licencia de conducción entre 5 y 10 años y multas hasta los 45 salarios mínimos diarios para los conductores sorprendidos en estado de embriaguez.  Cabe recordar que, previamente, en mayo de 2012, se debatió otro proyecto de ley que sancionaba con cárcel a los conductores borrachos, pero este se hundió por tan solo un voto de diferencia (45 contra 44).

Estos y otros incidentes de igual gravedad han ocurrido a pesar de que a mediados de 2010 la Corte Suprema de Justicia cambió  la tipificación que se le da a una persona que mata a otra mientras conduce en estado de embriaguez de homicidio culposo a homicidio con dolo eventual. Es de anotar que, cuando se habla de delitos culposos, se hace referencia a la no intencionalidad (o como se dice vulgarmente “sin culpa”). Y cuando se habla de dolo, se hace referencia a la intencionalidad o conciencia de causar daño.

Por otro lado, la Ley 1326 del 15 de julio de 2009 agravo el delito de homicidio culposo en estado de embriaguez mediante la modificación del código penal el cual quedo así:

El artículo 114 del Código Penal quedará así:
Circunstancias de agravación punitiva para el  homicidio culposo. La pena prevista en el artículo anterior se aumentará:
1. Si al momento de cometer la conducta el agente se encontraba  bajo el influjo de bebida embriagante o droga o sustancia que  produzca dependencia física o síquica y ello haya sido determinante para su ocurrencia, la pena se aumentará de la mitad al doble de la pena.
2. Si el agente abandona sin justa causa el lugar de la comisión de  la conducta, la pena se aumentará de la mitad al doble de la pena.
3. Si al momento de cometer la conducta el agente no tiene licencia de conducción o le ha sido suspendida por autoridad de tránsito, la pena se aumentará de una sexta parte a la mitad.
4. Si al momento de los hechos el agente se encontraba transportando pasajeros o carga pesada sin el lleno de los requisitos legales, la pena se aumentará de una cuarta parte a tres cuartas partes.
5. Si al momento de los hechos el agente se encontraba transportando niños o ancianos sin el cumplimiento de los requisitos legales, la pena se aumentará de una cuarta parte a tres cuartas partes.


Las anteriores modificaciones a la ley fueron las que permitieron que en 2012 el señor Rodolfo Sebastián Sánchez Rincón fuera condenado a 18 años de prisión por atropellar y matar a 2 personas en agosto de 2007. Cabe destacar que este individuo había sido condenado en un principio a 2 años y medio de prisión por un juez de primera instancia pero, el Tribunal Superior de Bogotá, revocó dicha sentencia y le impuso la pena de 18 años la cual fue luego confirmada por la Corte Suprema de Justicia.  Lo más interesante de este caso es que, en esta ocasión, la fiscalía no imputo el cargo de homicidio culposo sino de homicidio doloso.

Hasta este momento, solo hemos visto el comportamiento delictivo de los conductores borrachos y las consecuencias sociales que estos provocan.  Pero ¿debemos mirar al conductor borracho como una persona enferma?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Médica Norteamericana, el alcoholismo es una enfermedad que consiste principalmente en una adicción por el elemento alcohol en cualquiera de sus presentaciones y se manifiesta en el individuo en la forma de un irresistible deseo por consumir alcohol.

Una de las características principales del enfermo alcohólico  es su increíble resistencia a ser ayudado y a aceptar que tiene un problema. Si se le pregunta a un conductor ebrio por que maneja en ese estado dirá que no hay ningún problema, que con alcohol en la cabeza maneja mejor, que siempre hace lo mismo y no pasa nada o que todo lo tiene bajo control.

Algunos de sus síntomas son: lagunas mentales, conductas antisociales cuando bebe (manejar borracho), tratar de no beber por un determinado tiempo y no ser capaz, incumplir con sus responsabilidades, trasbocar cuando se siente muy borracho para poder seguir bebiendo, gastarse el dinero que no debiera para poder consumir alcohol, pensar constantemente en beber y en todo lo que rodea el mundo báquico, beber muy rápidamente, entre otros.

Se debe evitar confundir el bebedor alcohólico con el bebedor social o el bebedor fuerte. El bebedor social es aquel que toma esporádicamente, no piensa constantemente en la bebida y no llega hasta el grado de borrachera la mayoría de las veces. El bebedor fuerte puede beber en grandes cantidades e inclusive con mucha frecuencia, puede llegar a tener algunos problemas relacionados con la bebida como peleas o quebrantos de salud e inclusive la gente lo puede llegar a tildar de alcohólico, pero, si se le presenta algún motivo serio por el cual debe dejar de beber, puede llegar a abandonar la bebida sin dificultad o inclusive beber con moderación. Pero, el bebedor alcohólico, puede empezar su carrera como un aparente bebedor social, luego convertirse en bebedor fuerte y más tarde no poder controlar su forma de beber. Este tipo de bebedor piensa frecuentemente en el mundo báquico y en la bebida, casi siempre llega al estado de borrachera cuando consume alcohol, incumple sus responsabilidades a causa de la bebida y, en etapas avanzadas, se emborracha muy fácilmente con pocas cantidades y solo vive para beber y bebe para vivir.

Es importante saber que el alcoholismo no tiene cura conocida hasta el momento ni por la ciencia, ni la medicina alternativa, ni la religión, etc. El único tratamiento efectivo conocido hasta el momento es la abstención total. Según algunos estudios científicos, los alcohólicos tienen en su cerebro una enzima llamada tetrahidroisoquinolina o THIQ la cual, al hacer contacto con el alcohol, produce otra sustancia que es 100 veces más adictiva que la morfina. O sea que, cuando el alcohólico bebe, lo que está haciendo es creando una mezcla química en su cerebro que le hace sentir una euforia excesiva y un irresistible impulso por seguir bebiendo. Conducir bajo ese estado éxtasis incontrolable es lo que hace tan peligroso conducir borracho.  

Existen varias organizaciones con y sin ánimo de lucro que se dedican al tratamiento de los alcohólicos. La organización sin ánimo de lucro más importante y reconocida en este campo es hasta el momento Alcohólicos Anónimos que desde 1.935 tiene un método de recuperación basado en 12 pasos los cuales se basan en conceptos de psicología moral, medicina y religión. El tratamiento que ofrecen es completamente gratuito.  Existen también otras organizaciones como los centros de rehabilitación que, por el pago de una mensualidad, internan al enfermo alcohólico en una sede (por lo general campestre) en donde mediante diferentes tipos de terapias y la disciplina intentan ayudar a estas personas.

Probablemente, si la mayoría de conductores de carros y motos supieran esto, se darían cuenta que, más que criminales al volante, son enfermos. Esto haría buscaran ayuda y evitarían poner en riesgo su vida y la de otros.

Aclaro que esto no justifica en modo alguno el comportamiento criminal ni se debe eximir de responsabilidades al que conduce en estado de embriaguez. Una cosa es que el alcohólico no sea culpable de su enfermedad pero si es responsable de buscar ayuda.



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